Un local comercial en bruto perteneciente a un conjunto residencial en una zona suburbana de Alicante, es nuestro punto de partida.

El local está estructurado en dos plantas retranqueadas 3 metros de la fachada, lo que se traduce en la existencia de un espacio a doble altura común a ambos niveles. Su fachada, generosa, está orientada al sur, y vierte hacia un amplío y poco frecuentado bulevar, del que cabe destacar su banda central, poblada de frondosos árboles, poco más.

Los objetivos de la intervención son varios, generar atracción sobre el propio establecimiento preservando la intimidad de los comensales, protegernos contra el dilatado soleamiento sin renunciar a incorporar el entorno verde cercano, y cómo no, explotar la espacialidad que el propio local posee.

En cuanto al programa, el restaurante destina la planta baja a albergar una zona de barra y mesas altas, orientada a comensales que buscan un formato de comida de calidad que no sea necesariamente de larga duración, la cocina y un aseo (minusválidos). En la planta alta, la zona más recoleta, se ubica un selecto comedor para 20 personas, una pequeña barra destinada a la preparación de combinados, un oficio anexo, un aseo y la zona de instalaciones térmicas. El aforo del establecimiento es de 50 personas aproximadamente.

Entre las decisiones de proyecto cobran especial interés tres ellas. En primer lugar, el tratamiento del cerramiento de fachada, concebido como un plano preciso, ordenado en módulos de clara componente vertical, y con un grosor deliberadamente exagerado. Este plano, a nivel de planta baja es prácticamente ciego, y tiene como misión marcar un límite claramente definido entre una vía urbana desangelada y un interior cálido y acogedor, entre dentro y fuera. Así mismo, la fachada en este nivel, actúa como protección contra el soleamiento y como elemento necesario para preservar la intimidad de los usuarios. A nivel de planta primera, la fachada se conforma como un gran hueco que enmarca las copas de los árboles del bulevar cercano, ofreciendo una vista amable del exterior a los comensales. Esta disposición presenta una anomalía, la cual consiste en el ‘desplazamiento’ vertical de uno de los módulos en los que está organizada la fachada, lo que posibilita crear una ‘ventana’ a nivel de la calle, y ofrecer al transeúnte la posibilidad de observar el interior que este grueso muro encierra.

En segundo lugar, y como no podía ser de otra manera, se ha procurado que el espacio a doble altura se reconozca como el corazón del establecimiento, concentrando la atención del espectador en su altura, para lo cual se han cuidado con esmero los planos que lo delimitan, la luz que lo tensa y las relaciones visuales que permiten su contemplación desde distintos ámbitos del establecimiento.

Finalmente y en tercer lugar, cabe destacar la paleta de materiales elegida, de limitado número y siempre al servicio de la mejor percepción y uso del espacio. La sobriedad y la elegancia son los valores que perseguimos.

En fachada, conviven témpanos de fábrica revestidos de mortero de cal encintados por pletinas de acero calibrado y acristalamientos dotados de control solar. El portón de acceso al establecimiento está balizado por una marquesina, y éste se concibe como un témpano más cuando queda cerrado.

En el interior, los pavimentos de ambas plantas son planos de la misma naturaleza, neutros, grises, pesados. En planta baja, se utiliza un micromortero de resinas, más sufrido, que se entrelaza en la escalera con el pavimento de planta primera, un plano cerámico que emula a la baldosa hidráulica tradicional, y que pretende aportar tradición, detalle y laboriosidad, en alusión a la calidad de la oferta gastronómica que le depara al cliente.

Los planos verticales y los techos, blancos, ligeros y luminosos, salvo los testeros de ambas plantas que son revestidos por un enlistonado de madera que otorga calidez y refuerza la lectura vertical del espacio, a la que también contribuyen otros órdenes de la intervención como la iluminación y el mobiliario.

Área: Arquitectura

Título: Restaurante “El Cielo”

Situación: Alicante

Fecha: 2016-2017

Superficie: 165 m2

PEM: 183.700 euros

Cliente: Privado

Origen: Encargo

Estado: Construido

 

Arquitecto: José Antonio Cantó Hidalgo

Arquitecto técnico: José Antonio Cantó Hidalgo

 

Obra incluida en la Muestra de Arquitectura 2016-2017 | Colegio Territorial de Arquitectos de Alicante | Alicante 2018

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